Las artes no podían escapar a estas nuevas formas de concebir el mundo, la sociedad y la vida. Si bien hablamos del Arte-Pop anteriormente, precisamente en este mes en que muere Rauschenberg, no podemos dejar a un lado el florecimiento del cine francés con el movimiento de “La Nouvelle Vague” o la “Nueva Ola”.
Es un movimiento casi que diríamos típicamente parisino y francés, sin precedentes en la historia del cine. Siendo muy parisino, sin embargo estos jóvenes directores crean poco a poco un lenguaje universal, así como nuevas formas de hacer cine y crear imágenes. Es allí donde tiene su gran atracción la Nueva Ola, frente al cine de Hollywood que es fuertemente contestado - la palabra “contestation” viene de Mayo del 68 - por estas nuevas formas y contenidos. Claro que al lado de la Nueva Ola, están todavía las últimas producciones de los grandes maestros italianos (Fellini, Antonioni, Passolini), así como Bergman y Buñuel. Sin embargo hay que aclarar que lo que diferencia la Nueva Ola de las otras producciones es que la primera es un movimiento, marcado por un proceso de creación grupal y en últimas político en busca de replantear y recrear un nuevo cine. Mientras que el otro, es un “Cine de Autor”. Cuando aparecía un Bergman o un Buñuel, uno sabía y conocía el estilo y las temáticas que cada autor desarrollaba. En cuanto a la Nueva Ola y sus autores (ellos se califican como Directores-Autores), se desarrolla un proceso en el cual van apareciendo nuevas películas y nuevos estilos, con nuevos nombres y autores: Godard, Truffaut, Malle, Resnais, Chabrol, Varda, etc. que llamaban la atención por su libertad, por su novedad y por estar reflejando los tiempos que se vivían. Crearon un surco profundo en el cine contemporáneo, llegando hasta nuestros días con movimientos como el actual de DOGMA que parece se agota, o el movimiento paralelo a la Nueva Ola francesa como fue el Nuovo Cine Brasilero a la cabeza del inmortal Robert Rocha o el cubano con Gutiérrez Alea. En ese sentido, no solamente quiénes vivimos nuestra adolescencia y juventud en esta década nos consideramos - así haya muchos vergonzantes - “hijos del 68” y de la revolución de mayo, sino que las generaciones actuales sin saberlo también, “son hijos del 68”.
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